¡Cuánto hace que no escribo en este blog! Como quizá recuerden algunos, la última vez que escribí estaba embarazada. Seis semanas después de ese último post, di a luz a una hermosa niña y los últimos 13 meses me he dedicado a la maternidad y a mi trabajo de traductora (que retomé cuando ella cumplió 5 meses). Obviamente si antes tenía poco tiempo para bloguear, ahora menos. Seguramente ya no tengo lectores, pero no importa: igual escribiré este post que me ha estado rondando la cabeza de unos días para acá.
El papá de mi hija es francés y casi desde que ella nació le pone música y canciones infantiles francesas (la familia y los amigos de Francia nos han regalado muchos libros y discos, lo cual me parece estupendo para que ella se empape de la cultura francesa). El otro día, durante un viaje largo en carretera, me puse a escuchar con atención uno de esos discos que pusimos una y otra vez para que la pequeña se lo pasara mejor en el coche. Aluciné por completo con la letra de las canciones. ¿Alguien las ha escuchado? Son de lo más retorcidas, crueles y sórdidas que uno pudiera imaginar, sobre todo si recordamos que son canciones infantiles que escuchan los pequeños desde que son bebés. He aquí unos ejemplos:
Alouette, gentille alouette
Esta es una de las canciones infantiles francesas más conocidas. Yo ya la conocía, pero nunca me había puesto a escuchar detenidamente la letra. El estribillo de la canción dice “alouette, gentille alouette (alondra, linda alondra), je te plumerai (te desplumaré), je te plumerai le bec (te arrancaré el pico), je te plumerai les yeux (te arrancaré los ojos), je te plumerai la tête (te arrancaré la cabeza)...” ¿Qué tal el mensaje? Como la alondra es linda y buena, nos vamos a divertir descuartizándola.
Un petit cochon
Otra canción de maltrato animal. La letra va así:
Un petit cochon (un cerdito)
Pendu au plafond (colgado del techo)
Tirez-lui le nez (jálenle la nariz)
Il donnera du lait! (va a dar leche)
Tirez-lui la queue (jálenle la cola)
Il pondra des oeufs ! (pondrá huevos)
Me pregunto si algún niño de la campiña francesa lo habrá intentado.
Une souris verte
Para terminar con la crueldad hacia los animales, está esta canción que cuenta la historia de un ratón verde que corría en el césped. Un niño lo atrapa de la cola y se lo enseña a unos señores. Esos señores le dicen al niño que sumerja al ratón en aceite y que lo sumerja en agua para que se convierta en un caracol.
Il était un petit navire
Esta canción también es bastante conocida y tiene una versión en español, pero hasta donde recuerdo la versión española no inicia a los pequeños en la práctica de la antropofagia como lo hace la francesa. Y sí, resulta que había un pequeño barco que nunca había navegado y que zarpa para un largo viaje en el Mediterráneo. Después de 6 semanas, los víveres empiezan a escasear y los miembros de la tripulación se echan un volado para ver a quién se van a comer. Le toca al más joven, y sus compañeros se ponen a discutir cómo lo van a cocinar, que si lo van a freír o si lo van a guisar, y qué salsa le van a echar. El pobre marinero le llora y le reza a la virgen, hasta que un milagro se produce: llegan miles de peces al barco y ya no se comen al marinero. Qué canción más sórdida, ¿no creen?
Ne pleure pas, Jeannette
Esta canción cuenta la historia de Jeannette, una chica a la que quieren casar con el hijo de un príncipe o con el de un barón. Ella llora y dice que no quiere ningún príncipe, y mucho menos un barón. Ella quiere a Pierre, que está en la cárcel. Pero le dicen que no va a tener a Pierre, y que lo van a ahorcar. Jeannette dice que si ahorcan a Pierre, que lo ahorquen con ella. Y eso es lo que sucede al final de esta hermosa canción infantil: ahorcan a Pierre, junto con Jeannette.
Sur le pont du Nord
Por último, esta canción cuenta la historia de Adèle, una chica que quiere ir a un baile. Su madre no la deja ir. Llega el hermano y al verla llorar le pregunta qué tiene. Ella le cuenta y su hermano le dice que se ponga su vestido pues van a ir al baile. Los dos hermanos se marchan, dan tres pasos, el puente se derrumba y mueren ahogados. Así es, amiguitos. No desobedezcan a sus padres porque miren lo que les puede suceder.
Y ya para terminar, ¿qué decir de la Caperucita Roja? De niña yo conocí la versión de los hermanos Grimm, en la que un leñador rescata a Caperucita y mata al lobo, le abre la panza y saca a la abuelita que, milagrosamente, sigue viva. El cuento ya me parecía un poco sanguinario como estaba, pero al menos tenía un “final feliz” (sin tomar en cuenta el síndrome de estrés postraumático que han de haber sufrido abuela y nieta). Pero resulta que en el disco de canciones que estábamos escuchando también venían los cuentos de Perrault leídos por un actor francés. Es así como escuché la versión de Perrault de este popular cuento y se me pusieron los pelos de punta cuando me enteré de que al final el lobo también se come a la Caperucita.
Me pregunto si todas esas canciones e historias infantiles no habrán traumatizado a generaciones enteras de niños franceses. La verdad es que la mayoría de esas canciones son muy bonitas y tienen una melodía realmente hermosa, pero la letra de muchas es de una sordidez increíble. No sé, pero creo que a un niño sí le pueden provocar pesadillas. ¿O estoy exagerando?