viernes, 4 de junio de 2010

Los colores y las lenguas

La traducción entre dos lenguas suele subrayar las diferencias en vocabulario que hay entre ambas. El lexicón es el área del lenguaje donde esas diferencias se hacen evidentes, lo cual plantea la interrogante sobre la existencia de elementos universales en las lenguas. De hecho, una de las preguntas que se han planteado muchos lingüistas y semantistas es si hay lexemas que tienen correspondencias en todas las lenguas del mundo.

Al intentar responder estas preguntas, un área de discusión importante ha sido la diferencia en los nombres de los colores en las distintas lenguas. Si bien podríamos esperar que hay diferencias entre las palabras relacionadas con elementos del ambiente como animales y plantas, o con sistemas culturales como los términos de parentesco o de otros aspectos sociales como el gobierno y las diferentes formas de organización que tienen los pueblos, seguramente les sorprendería saber que el número de términos para los colores varía de una lengua a otra. Después de todo, los humanos compartimos la misma fisiología. En un estudio muy importante desarrollado a fines de los años sesenta, Berlin y Kay (antropólogo y lingüista, respectivamente) investigaron el hecho de que las lenguas varían en el número e intervalo de nombres que asignan a los colores básicos. Su argumento es que aun cuando haya diversas formas de describir los colores, incluida la comparación con los objetos, las lenguas tienen algunos lexemas que son básicos. Antes de seguir hablando sobe este trabajo, vale la pena aclarar lo que Berlin y Kay entienden por términos para colores básicos:

- El término es monolexémico, es decir, no se construye a partir del significado de sus partes. De este modo, un término como azul-verde no es básico.
- El término no es un hipónimo de otro término para color, es decir, el color no es un tipo de otro color. De este modo, el término rojo es básico, pero escarlata no lo es.
- El término tiene aplicabilidad amplia. Esto excluye términos como rubio.
- El término no es una extensión semántica de algo que manifieste dicho color. De este modo, turquesa, oro, vino y castaño no son básicos.

Estos colores básicos o categorías cromáticas son once: blanco, negro, rojo, verde, amarillo, azul, marrón, púrpura, rosa, naranja y gris. Berlin y Kay observaron que el número de elementos en este conjunto básico de términos parece variar entre dos como mínimo y once como máximo. En otras palabras, el número mínimo de nombres para colores básicos que una lengua lexicaliza es dos y el número máximo es once. Entre los ejemplos de diferentes sistemas de colores están los siguientes:

Dos términos: Dani (Trans-Nueva Guinea, Irian Jaya)
Tres términos: Tiv (Nigeria, Congo); pomo (Ocán; California)
Cuatro términos: Ibibio (Nigeria, Congo); hanunoo (Filipinas)
Cinco términos: Tzeltal (lengua maya, México); kung-ekoka (Sur de África)
Seis términos: Tamil (India); chino mandarín
Siete términos: Nez percé (Idaho), malayalam (India)
Diez/once términos: árabe libanés, inglés

A simple vista, estas variaciones parecen apoyar la hipótesis del relativismo lingüístico (aquella que alude a la relación entre lengua y pensamiento, y a la forma en que la lengua que hablamos nos hace pensar de una manera determinada). Sin embargo, el estudio de Berlin y Kay identificó varias similitudes subyacentes que demuestran la existencia de universales léxicos en los sistemas de términos de colores. De hecho, lo más interesante del trabajo es la evidencia de que existe una jerarquía para estas categorías de colores, es decir que, en una relación A < B, si una lengua tiene B, entonces debe tener A, pero no viceversa. De este modo, tenemos siete estadios evolutivos en los que aparecen las once categorías de colores básicos:

1. Si una lengua distingue solamente dos nombres, estos son para blanco y negro. En otras palabras, blanco y negro aparecen en el primer estadio de todas las lenguas.
2. Si una lengua tiene tres términos, entonces se añade el rojo.
3. Si son cuatro, aparece el verde o el amarillo, pero nunca surgen los dos al mismo tiempo.
4. De esos dos términos, en el estadio de cinco términos aparece el que no se había incorporado en el estadio anterior: es decir, aquí ya están presentes tanto verde como amarillo, además de rojo, negro y blanco.
5. El sexto término en aparecer es azul.
6. Si la lengua tiene siete términos, entonces se añade el marrón.
7. Por último, los cuatro términos restantes aparecen en este estadio prácticamente al mismo tiempo o si un orden perceptible: púrpura, rosa, naranja y gris. Este es un estadio de ocho, nueve, diez u once términos.

La teoría de Berlin y Kay sostiene que todas las lenguas han pasado por esta secuencia evolutiva. Es decir que las lenguas menos desarrolladas lexicalizan dos colores (blanco y negro), después tres (blanco, negro y rojo) y así hasta llegar a los once términos de los colores básicos. En este cuadro se aprecia mejor:

Número de términosTérminos de colores básicos
DosBLANCO, NEGRO
TresBLANCO, NEGRO, ROJO
CuatroBLANCO, NEGRO, ROJO, VERDE O AMARILLO
CincoBLANCO, NEGRO, ROJO, VERDE, AMARILLO
SeisBLANCO, NEGRO, ROJO, VERDE, AMARILLO, AZUL
SieteBLANCO, NEGRO, ROJO, VERDE, AMARILLO, AZUL, MARRÓN
Ocho, nueve, diez u onceBLANCO, NEGRO, ROJO, VERDE, AMARILLO, AZUL, MARRÓN, +/ PÚRPURA +/ROSA +/NARANJA +/GRIS


Esto no significa que los hablantes de dani (una de las lenguas que sólo tienen dos términos para colores básicos), por ejemplo, no puedan distinguir los demás colores básicos que los hablantes de inglés o de árabe libanés sí distinguen. Desde luego que los distinguen, pero necesitan referirse a éstos mediante circunlocuciones u otras estrategias lingüísticas (“el color del cielo”, “el color del barro”, etc.). Además, los estudios demuestran que dichos hablantes son capaces de aprender los nombres para aquellos colores cuya lengua no distingue. La conclusión que se desprende de todo esto es que la percepción del espectro de colores es la misma para todos los seres humanos, pero que las lenguas lexicalizan diferentes conjuntos del espectro. Lo interesante es que la selección no es arbitraria y las lenguas usan el mismo procedimiento de clasificación.

El trabajo de Berlin y Kay muestra que existen universales léxicos en la terminología de los colores, lo cual viene a constituir una fuerte crítica la hipótesis del relativismo lingüístico, según la cual el lenguaje determina la forma en que pensamos y vemos el mundo. (Si esta hipótesis fuera cierta, el hecho de que los hablantes de un pueblo sólo lexicalicen dos colores significaría que sólo pueden distinguir esos dos colores y no el resto del espectro. Como ya mencioné, se ha demostrado lo contrario). Además, esta teoría ha estado vigente ya por más de cuarenta años y se han hecho muchos estudios posteriores que la han ampliado y reforzado. Si les interesa, en este vínculo pueden ver un mapa interactivo con la distribución de los términos para colores en algunas lenguas del mundo, según los últimos estudios.