lunes, 14 de enero de 2013

¿Canciones infantiles?


¡Cuánto hace que no escribo en este blog! Como quizá recuerden algunos, la última vez que escribí estaba embarazada. Seis semanas después de ese último post, di a luz a una hermosa niña y los últimos 13 meses me he dedicado a la maternidad y a mi trabajo de traductora (que retomé cuando ella cumplió 5 meses). Obviamente si antes tenía poco tiempo para bloguear, ahora menos. Seguramente ya no tengo lectores, pero no importa: igual escribiré este post que me ha estado rondando la cabeza de unos días para acá.

El papá de mi hija es francés y casi desde que ella nació le pone música y canciones infantiles francesas (la familia y los amigos de Francia nos han regalado muchos libros y discos, lo cual me parece estupendo para que ella se empape de la cultura francesa). El otro día, durante un viaje largo en carretera, me puse a escuchar con atención uno de esos discos que pusimos una y otra vez para que la pequeña se lo pasara mejor en el coche. Aluciné por completo con la letra de las canciones. ¿Alguien las ha escuchado? Son de lo más retorcidas, crueles y sórdidas que uno pudiera imaginar, sobre todo si recordamos que son canciones infantiles que escuchan los pequeños desde que son bebés. He aquí unos ejemplos:

Alouette, gentille alouette



Esta es una de las canciones infantiles francesas más conocidas. Yo ya la conocía, pero nunca me había puesto a escuchar detenidamente la letra. El estribillo de la canción dice “alouette, gentille alouette (alondra, linda alondra), je te plumerai (te desplumaré), je te plumerai le bec (te arrancaré el pico), je te plumerai les yeux (te arrancaré los ojos), je te plumerai la tête (te arrancaré la cabeza)...” ¿Qué tal el mensaje? Como la alondra es linda y buena, nos vamos a divertir descuartizándola.

Un petit cochon



Otra canción de maltrato animal. La letra va así:

Un petit cochon (un cerdito)
Pendu au plafond (colgado del techo)
Tirez-lui le nez (jálenle la nariz)
Il donnera du lait! (va a dar leche)
Tirez-lui la queue (jálenle la cola)
Il pondra des oeufs ! (pondrá huevos)

Me pregunto si algún niño de la campiña francesa lo habrá intentado.

Une souris verte



Para terminar con la crueldad hacia los animales, está esta canción que cuenta la historia de un ratón verde que corría en el césped. Un niño lo atrapa de la cola y se lo enseña a unos señores. Esos señores le dicen al niño que sumerja al ratón en aceite y que lo sumerja en agua para que se convierta en un caracol.

Il était un petit navire



Esta canción también es bastante conocida y tiene una versión en español, pero hasta donde recuerdo la versión española no inicia a los pequeños en la práctica de la antropofagia como lo hace la francesa. Y sí, resulta que había un pequeño barco que nunca había navegado y que zarpa para un largo viaje en el Mediterráneo. Después de 6 semanas, los víveres empiezan a escasear y los miembros de la tripulación se echan un volado para ver a quién se van a comer. Le toca al más joven, y sus compañeros se ponen a discutir cómo lo van a cocinar, que si lo van a freír o si lo van a guisar, y qué salsa le van a echar. El pobre marinero le llora y le reza a la virgen, hasta que un milagro se produce: llegan miles de peces al barco y ya no se comen al marinero. Qué canción más sórdida, ¿no creen?

Ne pleure pas, Jeannette



Esta canción cuenta la historia de Jeannette, una chica a la que quieren casar con el hijo de un príncipe o con el de un barón. Ella llora y dice que no quiere ningún príncipe, y mucho menos un barón. Ella quiere a Pierre, que está en la cárcel. Pero le dicen que no va a tener a Pierre, y que lo van a ahorcar. Jeannette dice que si ahorcan a Pierre, que lo ahorquen con ella. Y eso es lo que sucede al final de esta hermosa canción infantil: ahorcan a Pierre, junto con Jeannette.

Sur le pont du Nord



Por último, esta canción cuenta la historia de Adèle, una chica que quiere ir a un baile. Su madre no la deja ir. Llega el hermano y al verla llorar le pregunta qué tiene. Ella le cuenta y su hermano le dice que se ponga su vestido pues van a ir al baile. Los dos hermanos se marchan, dan tres pasos, el puente se derrumba y mueren ahogados.  Así es, amiguitos. No desobedezcan a sus padres porque miren lo que les puede suceder.

Y ya para terminar, ¿qué decir de la Caperucita Roja? De niña yo conocí la versión de los hermanos Grimm, en la que un leñador rescata a Caperucita y mata al lobo, le abre la panza y saca a la abuelita que, milagrosamente, sigue viva. El cuento ya me parecía un poco sanguinario como estaba, pero al menos tenía un “final feliz” (sin tomar en cuenta el síndrome de estrés postraumático que han de haber sufrido abuela y nieta). Pero resulta que en el disco de canciones que estábamos escuchando también venían los cuentos de Perrault leídos por un actor francés. Es así como escuché la versión de Perrault de este popular cuento y se me pusieron los pelos de punta cuando me enteré de que al final el lobo también se come a la Caperucita.

Me pregunto si todas esas canciones e historias infantiles no habrán traumatizado a generaciones enteras de niños franceses. La verdad es que la mayoría de esas canciones son muy bonitas y tienen una melodía realmente hermosa, pero la letra de muchas es de una sordidez increíble. No sé, pero creo que a un niño sí le pueden provocar pesadillas. ¿O estoy exagerando?

jueves, 13 de octubre de 2011

Un año

No lo puedo creer. Ya va a ser año desde la última entrada que publiqué en este blog. Cuando lo hice, si bien advertí que desaparecería un rato, nunca creí que sería un año. Muchas cosas han pasado en ese año, pero la más importante es que estoy a punto de ser madre. Sí: en máximo siete semanas mi vida cambiará para siempre. Bueno, mi vida ya cambió desde que me enteré de mi embarazo. Alguna vez leí en algún lugar que las mujeres somos madres desde el minuto en que quedamos embarazadas. Y creo que de cierta forma es cierto. Desde luego, la experiencia de la maternidad no la conoceré hasta tener en mis brazos a ese pequeño ser que actualmente habita en mi vientre, mi pequeño o pequeña habitante. Pero, en cierto modo, el hecho de saber que un ser crece en mi interior, de portarlo durante tantos meses, me ha creado una cierta conciencia que no tenía antes.

Esas son las noticias. Y qué noticias, ¿no? Si bien sé que estas no justifican mi ausencia de casi 12 meses de la blogósfera, sí la explican en parte. En un principio fueron otras razones las que me mantuvieron alejada: exceso de trabajo, cansancio y ganas de desconectarme un rato. Después, sí, vino la noticia de mi embarazo y los primeros tres meses de síntomas que me tuvieron en calidad de bulto todo el día. Los síntomas desaparecieron afortunadamente en junio, pero desde entonces he tenido la cabeza en otra parte. De hecho, en estos meses tampoco he leído nada de literatura. Simple y sencillamente, no puedo concentrarme ni entrar en las historias. Puedo leer sobre el embarazo, puedo leer revistas y periódicos sobre la actualidad, pero las novelas y los cuentos me cuestan trabajo. Mi mente se distrae fácilmente. Dicen que es normal en este estado. Como saben, en este blog siempre he procurado escribir e investigar sobre temas interesantes que me intrigan, pero mi cabeza no ha estado para eso. Ya con el trabajo tengo bastante.

Tengo algunas entradas inacabadas (una de ellas está prácticamente acabada) que escribí hace tiempo. Quizá las publique en los próximos días y semanas, pero no prometo estar muy activa por aquí, pues apenas viene lo mejor: el nacimiento del bebé. Y estoy segura de que durante los primeros meses tampoco tendré cabeza, ni mucho menos tiempo, para bloguear. Y la cosa es que no quiero convertir este blog en una bitácora personal. Quiero que Tripodología Felina siga teniendo el mismo eje temático que hasta ahora ha tenido. Pero sé que tarde o temprano lo retomaré de lleno. Solo espero que para entonces alguien todavía me lea.

sábado, 16 de octubre de 2010

La mente y el cuerpo: sanos, locos y enfermos


En lo que vuelvo a postear (lo cual, siendo realista, no será muy pronto que digamos), los invito a leer el nuevo número de la revista Replicante, dedicado a la salud y la enfermedad, en el que se publican tres textos de mi autoría:

La enfermedad y sus metáforas

Le enfermedad del otro

Superstición, tabú y enfermedad

Quizás algunos de ustedes ya conocen esos textos, pues aquí publiqué una versión de ellos. Si es el caso, les recomiendo que de igual manera vayan a Replicante, ya que el número está muy interesante y tiene artículos muy buenos. :)

viernes, 3 de septiembre de 2010

Acertijo lingüístico

Aquí tienen una pista de audio en una lengua incógnita. ¿Alguien sabe o puede adivinar cuál es?



sábado, 28 de agosto de 2010

Acrónimos recursivos y retroacrónimos

En la entrada anterior sobre el síndrome SAR, José Gerardo mencionó el caso de los acrónimos recursivos, que son los acrónimos que se refieren a sí mismos en la primera letra de la expresión. (Si bien todo el mundo los conoce así, en realidad deberían llamarse recurrentes, ya que recursivo no es una palabra aceptada en español). El ejemplo más conocido es el que citó José Gerardo: GNU, que significa GNU’s Not Unix (GNU no es UNIX). De hecho, la mayoría de los ejemplos provienen del ámbito de la informática y aquí pueden ver una lista.

Pero en el mundo de la acronimia también existe otro fenómeno muy curioso: el de los retroacrónimos. Un retroacrónimo (del inglés backronym -backward acronym-) es un acrónimo cuyo significado se inventa después de la creación del acrónimo. La diferencia entre los retroacrónimos y los acrónimos tradicionales es que estos últimos son términos derivados de las iniciales de varias palabras (por ejemplo, láser proviene de “light amplificated by stimulated emission of radiation”). En cambio, los retroacrónimos se construyen tomando una palabra –ya sea de uso común u otro acrónimo- y creando una nueva frase con las letras de la palabra como si fueran las iniciales de las palabras de dicha frase. Por ejemplo, la prueba de Apgar, que se hace para evaluar el cuadro de vitalidad de los bebés recién nacidos, lleva originalmente el nombre de su creadora Virginia Apgar. Sin embargo, diez años después de su publicación, se acuñó el retroacrónimo APGAR: Apariencia, Pulso, Gesticulación, Actividad y Respiración.

De hecho, muchas veces los retroacrónimos se usan con fines mnemotécnicos o educativos. Alcohólicos Anónimos y otros programas de recuperación usan retroacrónimos como herramientas de aprendizaje, similares a los lemas como “sólo por hoy”, pero a menudo con un matiz irónico. Por ejemplo, en inglés la palabra sober (sobrio) podría corresponder a “Son Of a Bitch, Everything is Real” (Hijo de puta, todo es real) y slip (resbalón) a “Sobriety Loses Its Priority” (la sobriedad pierde su prioridad). (Aquí pueden ver una lista más amplia de acrónimos en inglés relacionados con los doce pasos de recuperación de AA).

Algunas veces los retroacrónimos corresponden a una etimología popular o mito lingüístico. Por ejemplo, mucha gente cree erróneamente que la palabra SOS, que se usa como señal internacional de petición de auxilio, proviene de alguna de las siguientes frases: Save Our Ship (Salven nuestro barco), Save Our Souls (Salven nuestras almas), Stop Other Signals (Detengan otras señales) o Sure of Sinking (Seguros de hundirse). Sin embargo, SOS se eligió en 1908 como señal universal de petición de ayuda porque la combinación de tres puntos seguidos de tres rayas seguidas de tres puntos ( . . . - - - . . . ) en clave morse era fácil de enviar y fácil de reconocer. Las tres letras por sí solas carecen de significado alguno. Antes de 1908, la señal de ayuda en alta mar consistía en las letras CQD, que muchos interpretaron como Come Quickly, Danger (Vengan rápido, peligro). Al igual que SOS, el término antiguo carece de significado. Se trata de una combinación de las letras CQ –la llamada estándar de radio que significa “llamando a todas las estaciones” o “¿hay alguien ahí?”- y la letra D que se agregó para crear una llamada de socorro (distress). Así los operadores entendían CQD como “All stations: distress” (Todas las estaciones: socorro).

Otros ejemplos incluyen el nombre de la marca Adidas, llamada así por su fundador Adolf (Adi) Dassler, aunque erróneamente se cree que es un acrónimo de “All Day I Dream About Sports” (Todo el día sueño con el deporte), así como wiki que significa “rápido” en hawaiano, pero que algunos definen como acrónimo de "What I Know Is” (Lo que sé es).

Pero la mayoría de las veces los retroacrónimos no tienen más que una finalidad lúdica y jocosa. Por ejemplo, la Red Nacional de Ferrocarriles Españoles, RENFE, puede interpretarse como “Rogamos Empujen Nuestros Ferrocarriles Estropeados”. Lo mismo se hizo en Argentina con la empresa TBA (Trenes de Buenos Aires), cuyas siglas suelen interpretarse como “Todos Bien Apretados”.

Aquí les va una lista de retroacrónimos jocosos que encontré por ahí:

ADIDAS (la citada marca de ropa deportiva) Asociación De Idiotas Dispuestos a Sudar
ADSL (Asymmetric Digital Subscriber Line) Acceso Denegado, Siga Lamentándose
APPLE (la marca de computadoras) Aprendemos Para Poder Leer Enigmas
CIA (Central Intelligence Agency) Cuidado, Individuos Astutos
CNT (Confederación Nacional del Trabajo) Casi Nunca Trabajamos
HUMMER (la marca de automóviles) Hacemos Úlcera Mientras Maestra Elba Roba *
IMSS (Instituto Mexicano del Seguro Social) Importa Madre Su Salud
ISSSTE (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado) Inútil Solicitar Servicios, Sólo Tramitamos Entierros
IVA (Impuesto sobre el Valor Añadido) Ingresar a la Voraz Administración
SEAT (Sociedad Española de Automóviles de Turismo) Sólo España Admite Trastos

Y ustedes, ¿conocen otros retroacrónimos jocosos que quieran compartir?

* Aclaración para los lectores no mexicanos: este retroacrónimo hace alusión a un escándalo que hubo hace dos años porque la presidenta del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación de México regaló camionetas Hummer (que cuestan un dineral) a varios líderes sindicales.

martes, 10 de agosto de 2010

El síndrome SAR

En mis navegaciones por la Web me topé con este curioso síndrome. No, no se trata del virus surgido en China que hace unos años amenazaba con matar a media humanidad, sino más bien de un “mal lingüístico” que aqueja a los hablantes de algunas lenguas.

El síndrome SAR (síndrome síndrome del acrónimo redundante) es el uso redundante de una o más palabras que forman un acrónimo o unas siglas con la abreviatura misma, de forma que se repiten una o más palabras. El término “síndrome SAR” es en sí mismo redundante y por lo tanto tiene algo de sarcasmo.

Este fenómeno ya lo había observado en mi tesis con respecto a la redundancia en la que caen muchos hablantes cuando dicen “virus VIH” (virus virus de inmunodeficiencia humana). Otro ejemplo en español es el que se ve en “impuesto IVA” (impuesto impuesto sobre el valor agregado) o en el mexicano y nefasto “impuesto IETU” (impuesto impuesto empresarial a tasa única).

En inglés hay muchos más ejemplos:

PIN number (personal identification number number)
ATM machine (automated teller machine machine)
LAN network (local area network network)
HTML language (hyper text markup language language)

En el artículo de Wikipedia dedicado al síndrome se dan algunas razones de su predominio, pero desde mi punto de vista son poco probables. Por ejemplo, se dice que una cantidad limitada de redundancia puede mejorar la efectividad de la comunicación (o al menos hace creer a los hablantes que la mejoran). Según esto, el hablante desea reforzar el significado de un acrónimo o de unas siglas, particularmente en contextos pedagógicos (ya sean formales o informales), de forma que la redundancia puede ayudar a proporcionar contexto y hacer que la comunicación sea más efectiva. Algo así como cuando deletreamos un nombre por teléfono y decimos una palabra para cada letra a fin de que nuestro interlocutor no se equivoque al escribirlo (ese de Samuel, te de Tomás, erre de Ramón, i de Inés, ka de kilo, a de Antonio).

Sin embargo, esta explicación me parece algo pretenciosa porque asume que la capacidad de análisis metalingüístico del hablante promedio es alta. Esto me recuerda a una discusión que tuve hace unos meses en Facebook, de la cual hablaré en otra entrada, sobre el mal uso del gerundio (mi amigo decía que la gente usa el gerundio con función adjetival –lo cual es un craso error gramatical- para crear un efecto de inmediatez en las redes sociales). La realidad es que los hablantes promedio no tienen ese tipo de conciencia metalingüística sobre el uso de la lengua y es poco probable que se pongan a reflexionar sobre los efectos que crearán en el discurso. La mayoría de las veces, las razones sobre el uso de algún recurso lingüístico tienen que ver más bien con la falta de reflexión de los hablantes.

En el caso del síndrome SAR me parece mucho más probable que los hablantes repiten una de las palabras del acrónimo por desconocimiento de lo que significa cada una de las siglas. Generalmente, el fenómeno se da con términos científicos o términos cuyos orígenes suelen ser oscuros para los legos en la materia. En otros casos, donde tal vez el hablante sí conoce el significado de cada una de las palabras que componen el acrónimo, como quizá sucede en “impuesto IVA”, la razón de usar la redundancia probablemente se deba simplemente a una falta de reflexión previa.

Además creo que la explicación del síndrome SAR se puede aducir a la falta de conocimiento porque en muchos casos se observa precisamente en acrónimos que provienen de una lengua extranjera, particularmente del inglés. En español es muy común decir “número PIN”, “disco CD” o “lenguaje HTML” porque seguramente los hablantes no saben que el acrónimo ya contiene la palabra. En inglés se suele poner en las invitaciones “please RSVP”, lo cual también es redundante puesto que RSVP (del francés Répondez s'il vous plaît) ya contiene “por favor”.

Estos términos se conocen en inglés como “frases RAP” (redundant acronym phrases phrases), que también es redundante. En este sitio web podrán ver algunas de las frases más comunes en inglés. ¿Conocen otros ejemplos en español? ¿O en otra lengua?