La ciudad está vacía. Es un placer caminar por sus calles. Ni que decir de poder tomar el coche y manejar sin estrés ni violencia alrededor. El silencio invade por todas partes. Amo el D.F. cuando todo el mundo sale a hacinarse en las playas y a los lugares turísticos. Realmente les agradezco el que nos dejen a unos cuantos el privilegio de gozar de esta ciudad en paz. Cada año, cuando esto sucede, me dan unas ganas algo malévolas y egoístas de que cierren el aeropuerto y todos los accesos a la ciudad para que ya nadie pueda volver. Por lo menos que bloqueen las casetas de las carreteras para que ningún coche pueda entrar de nuevo. ¡Ahí sí que le harían un favor a esta pobre urbe! Pero bueno, como eso no ocurrirá, me voy para seguir disfrutando de mi ciudad cuasidesierta.
Y mientras tanto, les dejo un vídeo con una escena que supongo ha de ser un sueño/pesadilla recurrente en todos los que vivimos en grandes urbes:
Y mientras tanto, les dejo un vídeo con una escena que supongo ha de ser un sueño/pesadilla recurrente en todos los que vivimos en grandes urbes:
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