La localización es el proceso de traducción y adaptación de un producto al idioma y las normas culturales de una determinada región, así como a las necesidades de un mercado específico. Aunque en principio cualquier producto comercial es localizable, el concepto de localización se refiere básicamente a la traducción y adaptación de productos informáticos como software y páginas web.
El término localización causa un poco de confusión para quienes no están familiarizados con el tema, porque inmediatamente se asocia con el verbo localizar, en el sentido de ubicar. Sin embargo, no tiene nada que ver con eso. La localización (en inglés localization) viene de la palabra local. Es el proceso de “hacer local” un producto, es decir, de adaptarlo a un entorno local concreto. Creo que sería más adecuado llamarlo regionalización, pero el calco del inglés es el que se ha extendido y el que todo el mundo usa.
Y es que además la localización sólo puede entenderse en relación con otro proceso que es el de la internacionalización del producto. La internacionalización es el proceso de diseñar software lo más neutro posible para que posteriormente se pueda adaptar a diferentes idiomas y regiones sin necesidad de cambios de ingeniería ni de código. Cualquier proyecto informático debe contemplar desde un principio la internacionalización de los contenidos, aun cuando no se vaya a localizar inmediatamente. Así, cuando llegue el momento, se evitará tener que tirar todo a la basura y empezar desde cero.
La traducción no es más que uno de los pasos del proceso de localización. Y si bien es probablemente el más importante en cuanto a costos y recursos, no es sinónimo de localización. En el proceso también entran en juego la ingeniería del programa, las pruebas, la maquetación, el control de calidad, etc. Por ello, la localización involucra la colaboración de diferentes profesionales: desde lingüistas, traductores y revisores hasta diseñadores, software engineers y programadores.
La tarea del traductor (o localizador, como algunas empresas le llaman) consiste en la traducción de la interfaz del usuario en todos sus componentes estructurales (barras de menú, cuadros de diálogo, botones, indicadores de estado, mensajes de error, etc.), así como la traducción de toda la documentación que acompaña al programa (manuales de instalación, ayuda en línea, etc.). Pero también existen otras tareas como el cambio de formatos de fecha, moneda, calendario y cualquier otro elemento susceptible de afectar el entendimiento de un usuario de determinado lugar.
A diferencia de la traducción tradicional, que se lleva a cabo una vez que el documento está terminado, el proceso de localización suele ejecutarse paralelamente al desarrollo del producto para permitir que salgan simultáneamente al mercado varias versiones idiomáticas del producto. De hecho, gran parte del proceso se lleva a cabo durante las pruebas betas del software.
Si bien es técnica, la localización presenta una gran diferencia con respecto a la traducción técnica tradicional en el momento en que el texto forma parte del propio producto y no es sólo un accesorio. En otras palabras, un texto de localización no sólo describe el producto internamente tal y como es (como un manual técnico), sino que además es el producto en sí y forma parte de su funcionamiento. Por ello, la localización es una tarea que requiere de mucha responsabilidad para asegurar el funcionamiento correcto del software.
Además de las típicas fuentes de consulta para la traducción de cualquier tipo de texto (diccionarios, glosarios, bases de datos terminológicas, etc.), en la localización se usan otras fuentes que proporciona la empresa que desarrolla el software. Cabe señalar que los clientes de un proyecto de localización suelen ser grandes empresas, ya que las medianas y pequeñas no podrían pagar este tipo de servicios. A fin de mantener una coherencia en todos sus productos, las grandes empresas desarrollan sus propias fuentes documentales, que los traductores deben seguir obligatoriamente.
Por ejemplo, las empresas más grandes suelen subcontratar a empresas de servicios lingüísticos (si no es que ellas mismas tienen un departamento lingüístico) que elaboran guías de estilo específicas para la empresa. Estas guías de estilo tratan, entre otras cosas, sobre cuestiones de sintaxis, puntuación, terminología, traducción de siglas, modo de dirigirse al usuario, etc. Las empresas de software envían sus guías de estilo a las empresas de localización para que tanto los traductores como los revisores las sigan al pie de la letra. Además de instrucciones positivas, estas guías incluyen también instrucciones negativas, como palabras y expresiones que no pueden usarse nunca.
Las empresas también desarrollan sus propios glosarios para que los traductores puedan seguir los mismos criterios terminológicos y entender el significado de los términos altamente especializados. Otra herramienta son los corpus en los que se recopilan los textos de los proyectos anteriores de la empresa y que le permiten al traductor ver cómo se han traducido ya ciertos términos o expresiones en versiones anteriores del software, así como la frecuencia de uso de distintas soluciones de traducción.
En resumen, en eso consiste mi chamba actual. Estoy trabajando para una empresa española de localización que tiene como cliente principal al rey del software. El proyecto en el que estoy chambeando, junto con otra decena de traductores latinoamericanos que no conozco en persona, es la traducción al “español neutro” de la nueva versión del software estelar de dicha empresa (ese software que todo aquel que tiene PC usa diariamente para escribir, entre otras cosas). No puedo contar detalles ya que firmé un contrato de confidencialidad, pero grosso modo todos los proyectos funcionan como lo describí arriba. Lo que sí puedo decir es que ahora me doy cuenta de cuan equivocada estaba con respecto a lo que se hace en esa empresa de software desde el punto de vista lingüístico. Ahora me queda claro que sí saben lo que están haciendo.
Como decía en la entrada pasada, la localización no es la parte más apasionante de la traducción. La tarea del traductor está restringida por criterios terminológicos, lingüísticos y estilísticos que hay que seguir obligatoriamente. Definitivamente es una chamba más metódica y menos creativa que la de otros traductores especializados en otros ámbitos (y no estoy hablando solamente de la traducción literaria). Sin embargo, también resulta muy interesante trabajar en este campo de especialización tan nuevo, viendo el proceso desde dentro y comprobando que la traducción y la lingüística tienen una aplicación tan práctica en el mundo de hoy.
El término localización causa un poco de confusión para quienes no están familiarizados con el tema, porque inmediatamente se asocia con el verbo localizar, en el sentido de ubicar. Sin embargo, no tiene nada que ver con eso. La localización (en inglés localization) viene de la palabra local. Es el proceso de “hacer local” un producto, es decir, de adaptarlo a un entorno local concreto. Creo que sería más adecuado llamarlo regionalización, pero el calco del inglés es el que se ha extendido y el que todo el mundo usa.
Y es que además la localización sólo puede entenderse en relación con otro proceso que es el de la internacionalización del producto. La internacionalización es el proceso de diseñar software lo más neutro posible para que posteriormente se pueda adaptar a diferentes idiomas y regiones sin necesidad de cambios de ingeniería ni de código. Cualquier proyecto informático debe contemplar desde un principio la internacionalización de los contenidos, aun cuando no se vaya a localizar inmediatamente. Así, cuando llegue el momento, se evitará tener que tirar todo a la basura y empezar desde cero.
La traducción no es más que uno de los pasos del proceso de localización. Y si bien es probablemente el más importante en cuanto a costos y recursos, no es sinónimo de localización. En el proceso también entran en juego la ingeniería del programa, las pruebas, la maquetación, el control de calidad, etc. Por ello, la localización involucra la colaboración de diferentes profesionales: desde lingüistas, traductores y revisores hasta diseñadores, software engineers y programadores.
La tarea del traductor (o localizador, como algunas empresas le llaman) consiste en la traducción de la interfaz del usuario en todos sus componentes estructurales (barras de menú, cuadros de diálogo, botones, indicadores de estado, mensajes de error, etc.), así como la traducción de toda la documentación que acompaña al programa (manuales de instalación, ayuda en línea, etc.). Pero también existen otras tareas como el cambio de formatos de fecha, moneda, calendario y cualquier otro elemento susceptible de afectar el entendimiento de un usuario de determinado lugar.
A diferencia de la traducción tradicional, que se lleva a cabo una vez que el documento está terminado, el proceso de localización suele ejecutarse paralelamente al desarrollo del producto para permitir que salgan simultáneamente al mercado varias versiones idiomáticas del producto. De hecho, gran parte del proceso se lleva a cabo durante las pruebas betas del software.
Si bien es técnica, la localización presenta una gran diferencia con respecto a la traducción técnica tradicional en el momento en que el texto forma parte del propio producto y no es sólo un accesorio. En otras palabras, un texto de localización no sólo describe el producto internamente tal y como es (como un manual técnico), sino que además es el producto en sí y forma parte de su funcionamiento. Por ello, la localización es una tarea que requiere de mucha responsabilidad para asegurar el funcionamiento correcto del software.
Además de las típicas fuentes de consulta para la traducción de cualquier tipo de texto (diccionarios, glosarios, bases de datos terminológicas, etc.), en la localización se usan otras fuentes que proporciona la empresa que desarrolla el software. Cabe señalar que los clientes de un proyecto de localización suelen ser grandes empresas, ya que las medianas y pequeñas no podrían pagar este tipo de servicios. A fin de mantener una coherencia en todos sus productos, las grandes empresas desarrollan sus propias fuentes documentales, que los traductores deben seguir obligatoriamente.
Por ejemplo, las empresas más grandes suelen subcontratar a empresas de servicios lingüísticos (si no es que ellas mismas tienen un departamento lingüístico) que elaboran guías de estilo específicas para la empresa. Estas guías de estilo tratan, entre otras cosas, sobre cuestiones de sintaxis, puntuación, terminología, traducción de siglas, modo de dirigirse al usuario, etc. Las empresas de software envían sus guías de estilo a las empresas de localización para que tanto los traductores como los revisores las sigan al pie de la letra. Además de instrucciones positivas, estas guías incluyen también instrucciones negativas, como palabras y expresiones que no pueden usarse nunca.
Las empresas también desarrollan sus propios glosarios para que los traductores puedan seguir los mismos criterios terminológicos y entender el significado de los términos altamente especializados. Otra herramienta son los corpus en los que se recopilan los textos de los proyectos anteriores de la empresa y que le permiten al traductor ver cómo se han traducido ya ciertos términos o expresiones en versiones anteriores del software, así como la frecuencia de uso de distintas soluciones de traducción.
En resumen, en eso consiste mi chamba actual. Estoy trabajando para una empresa española de localización que tiene como cliente principal al rey del software. El proyecto en el que estoy chambeando, junto con otra decena de traductores latinoamericanos que no conozco en persona, es la traducción al “español neutro” de la nueva versión del software estelar de dicha empresa (ese software que todo aquel que tiene PC usa diariamente para escribir, entre otras cosas). No puedo contar detalles ya que firmé un contrato de confidencialidad, pero grosso modo todos los proyectos funcionan como lo describí arriba. Lo que sí puedo decir es que ahora me doy cuenta de cuan equivocada estaba con respecto a lo que se hace en esa empresa de software desde el punto de vista lingüístico. Ahora me queda claro que sí saben lo que están haciendo.
Como decía en la entrada pasada, la localización no es la parte más apasionante de la traducción. La tarea del traductor está restringida por criterios terminológicos, lingüísticos y estilísticos que hay que seguir obligatoriamente. Definitivamente es una chamba más metódica y menos creativa que la de otros traductores especializados en otros ámbitos (y no estoy hablando solamente de la traducción literaria). Sin embargo, también resulta muy interesante trabajar en este campo de especialización tan nuevo, viendo el proceso desde dentro y comprobando que la traducción y la lingüística tienen una aplicación tan práctica en el mundo de hoy.
11 comentarios:
Qué copado Strika, esta vuelta de tuerca en su profesión la convierte en una blogera muy interesante.
y yo siempre con mis preguntas ¿ cómo afecta la crisis mundial al campo del software?
saludos y muy buena la nota
Supongo que se trata de Office. Qué pena. Como yo no cuento con ese programa no voy a poder descubrir su aporte en los entresijos del software. Pero me alegra que el trabajo le rinda.
Saludos!
Es tan grande este campo, que a veces me asusta pensar que puedo perderme. Estoy estudiando licenciatura en la Lengua Inglesa y Literatura pero cuando la termine pienso seguir con materias del traductorado y conseguir la matrícula para ser un traductor, me fascina la idea de lograr que la gente se "entienda". Y eso que ni hablando el mismo idioma los seres humanos nos entendemos.
Como imagino que se trata del Word, no puedo dejar de pedirte que sugieras a quien corresponda que mejoren la estúpida corrección sintáctica. Ah, y ya de paso, que funcione de forma equivalente en PC que en Mac (yo uso esta última marca).
Peticiones aparte, muy interesante el post. Era un mundo del que, hasta ahorita, no tenía ni idea. Un beso.
Querida Strika
Tu actual chamba no solo me parece interesante, aunque algo árida como dices, sino principalmente harto complicada. Será que el lenguaje del software, me parece muy, muy lejano a mi entender.
Un beso y gracias por compartirnos tus nuevas experiencias
parece que los traductores viven una epoca dorada, dada la globalizacion, aunque sin duda siempre han sido y al parecer siempre seguiran siendo importantes. Lo que para ti es seguramente bueno!
¡Hola Strika!
Es muy interesante lo que comentas de localización, pero si se presta a interpretarlo diferente cuando lo lees por primera vez; me gusta mas regionalización, pero a los gringos les gusto su termino y ni modo.
Que bueno que estes trabajando y realmente espero que tengas mucha suerte y sobre todo, que no te absorba mucho, un amigo mio trabaja con ellos como programador y es muy matado, lo veo cada equinoccio.
¡Saludos!
orale, se ve bastante interesante tu chamba, aunque coincido en que quizá sería mejor llamarle regionalización
un saludo
Hola Strika!
PEro vos que tipo de traduccion haces principalmente? En que campo trabajas?
SAludos
Mariano: Pues yo creo que la crisis también afecta al campo de software. Al menos he podido ver que unas cuantas decisiones se han pospuesto por razones de presupuesto. Quizá les afecte menos, pero no creo que estén exentos...
Ojaral: ¡Gracias! Un abrazo
Bluekitty: Sí, esa es de las cosas que me gustan de esta profesión: tratar que la gente se entienda y llevar a un nuevo público un conocimiento existente. Creo que es una labor noble. Ojalá y te unas al gremio. ;)
Miroslav: Pues sí es lo que te imaginas, pero no sólo W sino todo el software al que pertenece y que Ojaral menciona. No creo poder hacer las sugerencias que dices porque no trabajo directamente para ellos (sino para la empresa de localización que está contratada por ellos). Y ahora que lo dices, no sé quién haga lo de la corrección ortográfica y sintáctica. Hasta dónde sé no es parte del proyecto... Quizá me entere más adelante. Un beso
Marichuy: Tú lo has dicho, puede llegar a ser árido. Es una de las razones por las que sigo aceptando otros proyectos menos técnicos, para no perderme ahí. Un beso, querida.
Harry: Pues tanto como la época dorada, quién sabe... recuerda que hay mucha competencia. Pero es un hecho que con las nuevas tecnologías se abren nuevos nichos de mercado. Gracias por pasar. ;)
Hugo: Ha sido muy absorbente por todo lo que he tenido que aprender, pero creo que una vez que le agarre la onda y asimile toda esa información, puede ser más fácil. Además soy freelancer y no trabajo directamente para ellos, lo cual es una ventaja... Digo, no quisiera escribir para el blog cada equinoccio. ;) Saludos
Gama: Pues ya ves como son los gringos... ;) Un abrazo
Stellita: Hasta ahora había hecho únicamente traducción de textos de ciencias sociales, humanidades, literatura, etc. Pero bueno, hay que comer y definitivamente la papa está en lo técnico... ;) Saludos
Me pareció muy interesante tu artículo. ¿Qué opinas del proceso de lectura previa a la traducción? http://blog-de-traduccion.trustedtranslations.com/la-lectura-del-texto-antes-de-traducir-2009-05-18.html
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