miércoles, 22 de octubre de 2008

Prosmenofobia

Prosmenofobia es un neologismo que acabo de inventar. El término proviene de los vocablos griegos προσμένω (prosmeno, esperar) y φόβος (fobos, miedo), y significa el miedo irracional a las esperas. Existen dos tipos de prosmenofobia: la de corto plazo y la de largo plazo. A los prosmenofóbicos de corto plazo estar en una fila o en una sala de espera les provoca muchísima ansiedad, mientras que los de largo plazo no toleran la espera de una fecha anhelada o de una respuesta (para ser admitidos en una escuela o en un trabajo, por ejemplo). Cuando una persona presenta los dos tipos se dice que sufre de una prosmenofobia aguda.

Mi prosmenofobia es del primer tipo. Si bien puedo ser bastante paciente para esperar respuestas, cartas u otro tipo de cosas a largo plazo, las esperas cortas me provocan muchísima ansiedad. Eso me sucede en cualquier sala de espera, ya sea en un consultorio médico, un hospital, una estación de trenes o un aeropuerto. Como toda fobia, es un miedo irracional y me cuesta trabajo controlarlo.

Esta mañana fui a la UNAM a tramitar mi título de maestría. Hace tiempo que hubiera podido empezar el trámite pero como también soy burocratofóbica y quedé tan traumada por el vía crucis burocrático para programar mi fecha de examen de grado, lo había estado postergando. Por fin me decidí a hacerlo esta semana. Cuando llegué a Tramitel (sí, así se llama el lugar donde se hacen los trámites y, con ese nombre, por algún momento tuve la esperanza de que el trámite pudiera hacerse vía telefónica) ya había unas treinta personas esperando. Para ser atendido se tiene que tomar un papelito con un número (como los de salchichonería del supermercado) y esperar a que lo llamen. Después de que uno pasa y entrega sus documentos, las secretarias tienen que buscar su expediente por lo que le dicen que espere a que vuelvan a llamarlo por su nombre. Así que son dos esperas. Como además de burocratofóbica y prosmenofóbica también soy papirofóbica (miedo a los papeles), ese tipo de situaciones me ponen muy nerviosa y me pongo a fantasear lo peor (que mi expediente se haya extraviado o que, debido al montón de gente a la que atienden al mismo tiempo, mis documentos se traspapelen y nunca me llamen y yo me quede ahí horas esperando en vano oír mi nombre).

En medio de esas cavilaciones estaba yo sentada en la sala de espera, intentando sin éxito leer un libro de cuentos de Murakami que de último momento metí en la mochila para poder leer en el metro, cuando de pronto escuché un silbido que me sonó familiar a la vez que inquietante. Paré la oreja y reconocí la tonadita de “Twisted nerve” que Elle Driver, la enfermera tuerta de
Kill Bill, va silbando en el hospital mientras se dirige a matar a la La Novia. No tengo idea de dónde provenía el silbido. Quizá no era más que el timbre del celular de alguien por ahí (aunque sonaba tan humano...). Pero en ese lugar, y en ese momento ya de por sí angustiante, me pareció aterrador.




19 comentarios:

Mike dijo...

Valla, sabía que padecía de esto pero no sabía el nombre.
Comparto tu problema y gracias por decirnos como se llama.

Ojaral dijo...

Capaz que ya lo dije acá, porque lo repito a cada rato (toy hecho un viejo, como verás), pero dice un personaje de Camus en La Peste que la mejor manera de aprovechar el tiempo es hacer fila sin perder nunca el turno: uno lo siente transcurrir en toda su magnífica lentitud.
Bueno, eso. No soy prosmenofóbico, que tanto. Y la próxima vez llévese un libro mejor para leer, che.
Saludos.

marichuy dijo...

Querida Strika

Bueno, ya puedo decir que no es que sea una impaciente, sino que padezco "prosmenofobia" de... largo plazo.

Esa combinación de tu espera que se hace eterna, más los cuentos de Murakami, mas el silbido ese medio terrorífico... está como para hacer un pequeño corto cinematográfico [tipo el de los Hermanos Cohen en el film "Paris Je T'aime", el de la estación del metro "Tuileries"].

Yo para distraerme de mi prosmenofobia, me pongo a imaginar peliculas inexistentes.

Un beso

PS ¿y se puede padecer de los dos tipos?

BLUEKITTY dijo...

Pues creo que acabo de descubrir otra "cualidad" dentro de mi personalidad ;)

gamaliel dijo...

jajaja, pues de hecho opino lo mismo que marichuy. Empieza por hacerlo un cuento y publicalo aqui...

Luego entre todos tus lectores armamos una vaquita y hablamos con los hermanos Cohen...

saludos...

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

EStoy releyendo mi entrada y creo que ahora sí proyecté toda mi neurosis. Lo siento...

Mike: Ja, pero el nombre del padecimiento lo inventé yo de puro juego. Quizás esa fobia tenga otro nombre más oficial...

Ojaral: No diga que está viejo, porque habiendo nacido el mismo año que yo, de paso me está diciendo vieja a mí. Je, je. ;)
El libro que llevaba no es malo, el problema es que cuando me entra la ansiedad simplemente no logro concentrarme en ningún libro (así sea el mejor que jamás se haya escrito)...

Querida Marichuy: Sí, como lo digo en la entrada, "cuando una persona presenta los dos tipos se dice que padece de una prosmenofobia aguda". ;) Buena idea lo del corto, ja, ja, ja. Por cierto, no he visto esa película de Paris Je t'aime. Ya despertaste mi curiosidad cinéfila ;)

Bluekitty: ¿Pero de cuál padeces? ¿De la de corto plazo, largo plazo o ambas? ;)

Gama: Ja, ja, ja. Ok, yo escribo el guión y ustedes lo producen (o al menos hablan con los Coen). Ja, ja.

Miroslav Panciutti dijo...

A medida que te voy leyendo y descubriendo tus tantas fobias (todas ellas bastantes razonables) me sorprendo de tu certera precisión bautismal, que combina erudición, ingenio y vis cómica. En mi caso siempre he dicho que mi peor defecto es la impaciencia pero es que no sé griego (y apenas recuerdo el latín). Un placer leerte; saludos.

mario skan dijo...

Pregunto: el señor K de las novelas de Kafka tendría algunas de estas fobias? que son propias de los tiempos modernos, papeles, trámites, colas, oficinas, abogados, pasillos, edificios...

Yo, si hay una cola larga, me escapo, pero si debo hacer un trámite obligatorio cazo un libro y hago que leo.

saludos

Katrina Van Dassos dijo...

De esto que llegas a un blog de rebote... y menudo sorpresón.
Qué bueno, jajaja, me has arrancado unas risas. Con lo de la prosmenofobia (intentaré recordarlo) y la buracrofobia.

Y qué cierto es que el silbido ese cuando lo escuchas y no sabes de dónde, acojona que no es normal.

Un saludo.

Javier García dijo...

Yo no tengo miedo a esperar, pero lo detesto como todos.
Tu post me dio la excelente idea de poner el silbido como ringtone, lamentablemente mi célular es monofónico, así que si recuerdo la idea servirá para la posteridad.

El Diablo Des. dijo...

Mujer Proyectada:

Me parece de lo más interesante todos estos miedos que tiene usted, más cuando creo que no padezco ni uno de ellos. En estos tipos de trámites, de los que usted habla, es bien sabido que esas esperas se van a dar, por lo tanto ya voy mentalizado. La burocracia, me parece un mal necesario y no pudiendo hacer nada por cambiarlo, decido no molestarme. El atole que corre por mis venas, también me defiende del miedo a que mis papeles se pierdan, de hecho creo que los pierdo yo adrede.

Un gusto irla conociendo.

Arcángel Mirón dijo...

Ja! Desde hace días tienen que enviarme un contrato, y no lo hacen. Estoy que me trepo a las paredes, te juro.

:)

Por suerte (o por desgracia) ahora puedo ponerle nombre.

Lizette S dijo...

uyyy creo que padecer prosmenofobia en México, es como mandar a un claustrofóbico al metro.
Aquí para todos lados hay que hacer filas y esperar taaanto tiempo a que se dignen en atenderte.
Y cuando hay poca gente... ¡¡¡atienden más lento!!! ¡¡que horror!!

Saludos ;)

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Miroslav: Gracias por tus comentarios. Pero no creas, no tengo más que unas pequeñísisimas nociones de griego y más bien lo que tengo es un diccionario con el que me ayudo. Pero estoy segura de que si un especialista en filología griega visita este blog se le van a poner los pelos de punta de la serie de barbarismos que he acuñado. Ja, ja. De hecho, para inventar este neologismo tuve un problema porque en el diccionario encontré cuatro equivalentes en griego para el verbo "esperar". Me puse a investigar y resulta que cada verbo tiene un matiz diferente (esperar mucho tiempo, espera normal, etc.). Elegí ese de prosmeno porque, según entendí, significa esperar con ansia. Qué bueno saber que compartimos la misma fobia, ja, ja. Un saludo

Mariano: Tienes mucha razón en decir que estas fobias son propias de los tiempos que vivimos. Es probable que el señor K las tuviera, je, je. En cuanto a la lectura durante la espera, esa es la cosa: yo también "hago que leo". (¿Cómo era? ¿Me hago la sota? :) ).

Katrina: Es que el silbido ese no era normal en ese lugar. Ja, ja. Gracias por la visita y bienvenida. :)

Javier: En mi celular, que es del año del caldo, tampoco puedo poner ese tipo de timbres, pero estaría buenísimo. Ja, ja.

Diablo des: Óigame, pues qué paciente y qué zen me salió usted para ser un diablo. Ja, ja. Es broma. Un gusto tenerte por aquí, como siempre. ;)

Arcángel: Pues a armarse de paciencia. Sigue el ejemplo del Diablo, o demuéstrale que los ángeles tienen más cualidades que los demonios. ;)

Liz: Ja, ja, ja. Es buena tu analogía del claustrofóbico en el metro. Y sí , aquí cuando hay poca gente atienden más lento o no te quieren atender. El otro día fui a una sucursal muy pequeña de un Bancomer, había sólo una caja (bueno dos, pero una en servicio), pero no había casi nada de cola. Cuando el cajero vio que tenía yo que hacer más de una operación (que, dicho sea de paso, no era como que iba a invertir en la Bolsa de NY ni nada complicado), me dijo que sólo podía hacer tres operaciones y que si tenía una cuarta operación tenía que volver a formarme. ¡Hazme el favor!

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

P.D. Cuando entregué mis documentos y se fueron a buscar mi expediente, me dieron una carta para que la leyera mientras tanto y la firmara si estaba de acuerdo. En la carta decía que la Universidad no se responsabiliza del tiempo que tarde el trámite para que la Secretaría de Educación registre mi título y emita mi cédula de grado. Que el trámite puede tardar unos 120 días hábiles y que si me urge lo puedo hacer sola directamente en la Secretaría de Educación. Esa espera de 120 días no me provoca ansiedad para nada, y tengo toda la paciencia para que salga. En cambio la sola idea de tener que ir a otra instancia de gobierno a hacer más colas y pasar "esperas cortas" me pone mal. Así que elegí la opción de la espera larga de cuatro meses. Definitivamente el diagnóstico es: prosmenofobia de corto plazo. :D

Bárbara dijo...

Yo sabía que mi padecimiento tenía nombre. Saludos!

B West dijo...

yo tengo prosmenofobia aguda!


increible como descubro cosas de mi misma apartir de este blog!

muchisimas gracias.

Gevalher dijo...

Y yo yendo por la vida sin saber que soy prosmenofóbico -de corto plazo- y además burocratofóbico, gracias por la iluminación...

Pasando a otro tema te vuelvo a insistir en que me corrobores si el miedo extremo a los mininos se llama ailurofobia...

Bye!

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Mi estimado Gevalher:
No recordaba que me habías hecho esa petición, disculpa. En efecto, el miedo a los gatos se conoce como ailurofobia o elurofobia. Sin embargo, si nos basamos en la etimología del vocablo, la fobia sería mucho más amplia e incluiría a los tigres, leones, jaguares, pumas y demás, ya que αίλουρος (éluros) significa felino o félido. Quizá para limitar el miedo únicamente a los gatos habría que decir gatofobia o galeofobia, porque gato se dice γάτος (gatós) o γαλή (galí).
Un saludo