viernes, 25 de julio de 2008

Salvados por la campana

El otro día me llegó a mi correo electrónico un texto intitulado “Curiosidades de los siglos XV-XVI”. El texto, que originalmente estaba escrito en inglés y fue traducido al español por algún hispanohablante que se tomó la molestia de hacerlo, contiene datos “curiosos” sobre la vida y costumbres de los europeos durante esos siglos. Por lo que pude ver en Internet, el correo ha estado circulando por la Red por lo menos tres años, y además ya fue reproducido en un sinfín de páginas web que lo han tomado como si fuera una historia verídica. Entre otras cosas, la lista de datos proporciona el origen de algunas expresiones idiomáticas que suelen usar los anglófonos. El correo tiene toda la pinta de ser un hoax, pero quizá sea el producto de alguien con mucha imaginación, pues aunque haya algunos datos verídicos, la mayoría son leyendas urbanas que difunden creencias falsas sobre la etimología de ciertas expresiones. En esta entrada hablaré únicamente sobre una de las expresiones que menciona el texto, por ser una expresión que también usamos en la lengua española –y porque además la historia que hay detrás es interesante.

"Salvados por la campana" (saved by the bell) es una expresión que se usa para decir que alguien se salvó en el último momento. Esta expresión es claramente un préstamo del inglés, ya que en español tenemos una expresión más común que es “salvarse por un pelo”. Pero "salvado por la campana" (“te salvó la campana” o “ me salvó la campana”) es una frase que también usamos mucho.

Según el correo que recibí, en el siglo xvi, enterrar viva a la gente por error era algo que sucedía frecuentemente, como lo evidenciaban las marcas de arañazos que dejaban los enterrados en el interior de los ataúdes que por alguna razón eran exhumados más tarde. El terror colectivo de ser enterrados vivos llevó a la gente a idear un nuevo método para enterrar a los muertos: atar a la muñeca del difunto una cuerda que pasaba por un agujero del ataúd y llegaba a la superficie, donde sujetaba una campana. Si “el muerto” se despertaba, el más ligero de los movimientos que hiciera con el brazo haría sonar la campana, avisándole que estaba vivo a la persona que se quedaba a vigilar junto al ataúd durante unos días. De ahí, el origen de la expresión “salvado por la campana”.

La historia suena fascinante y no es del todo inverosímil, ya que el miedo de ser enterrado vivo es muy real. Algunos personajes célebres expresaron su temor de que los enterraran vivos cuando estaban cerca de la muerte:

“Lo único que deseo para mi propio entierro es que no me entierren vivo”. Lord Chesterfield, 1769.

“Que me entierren como Dios manda, pero no permitan que se me ponga en una cripta antes de que hayan pasado dos días de mi muerte”. Petición de George Washington en su lecho de muerte.

“Júrame que harás que me abran, para que no me entierren vivo”. Últimas palabras de Chopin

Durante la época victoriana, por alguna razón, en Europa y en los Estados Unidos aumentó el miedo colectivo de ser enterrado vivo. Edgar Allan Poe explotó (y exacerbó) dicho temor con algunos de sus cuentos: El gato negro (1843), El entierro prematuro (1844) y El barril de amantillado (1846). El temor no es exclusivo de esa época, pero fue entonces cuando la gente se puso a inventar artefactos para resolver el problema (y no en el siglo xvi como señala el mencionado correo electrónico). Los registros de patentes de la época muestran varios diseños de los llamados “ataúdes de seguridad”. Varios diseños contenían algún sistema de alarma y, efectivamente, algunos de éstos usaban una campana con una cuerda que pasaba por un agujero del ataúd. Otros diseños eran más sofisticados: el movimiento del cuerpo podía izar una bandera, enviar señales telegráficas, e incluso lanzar fuegos artificiales. Algunos incluían una pala, una escalera y hasta provisiones de comida y agua. Aunque varios de estos diseños fueron fabricados y vendidos, no hay evidencia de que se haya enterrado a ningún muerto en dichos ataúdes de seguridad. Casi todos los modelos tenían bastantes defectos de diseño y es poco probable que hubieran funcionado correctamente.

Pero volviendo a la expresión “salvado por la campana”, por más verosímil que suene la historia, tampoco hay evidencia de que su origen esté relacionado con los ataúdes de seguridad. Fuentes más fidedignas señalan que la expresión empezó a usarse a finales del siglo xix y es un término de la jerga del boxeo que alude a la campana que suena al final de cada round. Esa campana puede “salvar” a un boxeador que está a punto de perder durante un conteo de protección.


Fuentes: The Phrase Finder, Death, The last taboo

14 comentarios:

Anónimo dijo...

pocas cosas tan feas como que lo entierren auno vivo, me cae.

Gevalher dijo...

Ese correo me hizo caer a mi la primera vez que lo leí, que fue más o menos el tiempo en que me enteré de los famosos gatitos bonsai (esos pobres mininos metidos en frascos y botellas), hasta que alguien de los EE.UU. me hizo notar que no todo lo que circula en Internet tiene el 100% de credibilidad garantizado. Desde ese día acostumbro a cruzar fuentes y orígenes, y ya es más dificil caer con estos cuentos... aunque de vez en cuando...

Ojaral dijo...

Catalepsia creo que se llama esa enfermedad en la cual se presentan todos los síntomas de la muerte sin que ésta haya llegado aun. De chico me atemorizaba bastante esa fantasía.
Saludos.

Aurelio Asiain dijo...

hoax: tomadura de pelo.

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Gevalher: Ya se me había olvidado ese correo de los gatitos bonsai. Ja, ja, ja. ¡Qué imaginación tienen algunas personas! Y humor negro... En todo caso, yo soy escéptica por naturaleza y mi primer instinto casi siempre es dudar...

Ojaral: A mí también me atemorizaba muchísimo esa fantasía de niña. Además mi mamá nos contó sobre cómo a Joaquín Pardave (un actor mexicano) lo habían enterrado vivo por culpa de un ataque de catalepsia. Pero creo que esa también es una leyenda urbana...

Gracias a todos por sus comentarios.
Saludos :)

La Guera Rodríguez dijo...

La verdad, cada vez que visito tu blog aprendo algo nuevo =)

Eso de la catalepsia, yo también he visto peliculas y me da pavor que me llegara a pasar algo asi =(

Saludos estimada Strika!!

Mónica Sánchez Escuer dijo...

En lo personal, y dada mi afición a las historias terribles, me gusta más la idea de que la expresión viene del mecanismo ideado para salvar a los vivos enterrados. Yo, como Ojaral y tú, de niña tenía pánico a despertar en un sarcófago tres metros bajo tierra. Ahora se me antoja escribir un cuento. Si lo hago, te lo voy a dedicar. jajajaja.

A dijo...

Rasguña las piedras

Detrás de las paredes
que ayer te han levantado
te ruego que respires todavía.

Apoyo mis espaldas
y esperos que me abraces,
atravesando el muro de mis días.

Apenas perceptibles
escucho tus palabras,
se acercan las bandas de rock and roll.

Y sacuden un poco
las paredes gastadas
y siento las preguntas de tu voz.

Y si estoy cansado de gritarte
es que solo quiero despertarte.

Y por fín veo tus ojos
que lloran desde el fondo
y empiezo a amarte con toda mi piel.

Y escarbo hasta abrazarte
y me sangran las manos,
pero ¡qué libres vamos a crecer!

Y rasguña las piedras,
y rasguna las piedras,
y rasguña las piedras
hasta mí.

Se dic que Charly la escribio para una novia que enterraron viva...luego él lo desmintió...como sea...es dramatico.

Besos profundos
A.

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Querida Mónica: Pues espero ese cuento, con todo y dedicación. Besos

Querida A: Quizá sólo sea otra leyenda urbana, como la de Pardave. Quién sabe. Lo que pasa es que hasta donde yo sé no es muy común andar exhumando cadáveres. Y de otro modo, no sé cómo podrían enterarse de que a alguien lo enterraron vivo.

Querida Güera: Un abrazo, también.

Anónimo dijo...

lo de rasguña las piedras era la Libertad la que estaba detrás del muro, es una metáfora, por lo menos para mí, por eso esa cancion tuvo en su epoca tanto peso.

Cigarra dijo...

Me ha llegado ahora ese hoax, y estoy de acuerdo contigo en que lo de "salvarse por la campana" procede del boxeo. Sin embargo en mi niñez también me atemorizaron con historias de enterrados vivos, lo que no debía ser tan infrecuente, si es un temor que existe en todas las culturas. Incluso recuerdo haber escuchado la historia de una chica adinerada, hija única, a quien los padres enterraron con un montón de joyas, y un ladronzuelo fue por la noche a robar las joyas y encontró a la chica viva y desesperada por salir. Se alegró tanto de ver a su "salvador" que según dicen se casó con él. Yo no sé si hubiera aceptado un pretendiente así para mi hija, por mucho que la hubera salvado... ;-)
Para combatir los hoaxes y cadenas hay direcciones que se pueden consultar antes de dar credibilidad a algunos de esos mensajes. Sitios como http://www.juventudrebelde.cu/secciones/informatica/html/cartas.html
http://www.eldia.com.ar/ediciones/20040520/laciudad17.asp
http://www.vsantivirus.com/hoaxes.htm
Saludos

jnj dijo...

El "pepeté" sigue circulando. No hace nada que me llegó a mí.

Iré asomándome a tu bitácora, que ha sido todo un hallazgo.

Salu2 desde Bcn.

Anónimo dijo...

Escribo este comentario 3 años después del último, así que es probable que no lo lea nadie, pero ahí va:
Tengo entendido, y he consultado varias fuentes, que el dicho "salvados por la campana" viene de las campanillas que, mediante una u otra fórmula, añadían a los ataúdes desde finales del siglo XIII. Nació en las guerras napoleónicas, cuando, por los rigores de la guerra, a los muertos (muchos de los cuales no lo estaban) se les enterraba a toda prisa.
Posteriormente, algunos fueron desenterrados para ser repatriados, y entonces descubrieron que mucho de ellos habian rascado y golpeado el ataud; y, lo que es mas impactante, tenían los dedos de las manos en hueso vivo, pues se habían comido su propia carne para seguir viviendo.
No soy quién para asegurar de dónde viene el refrán, pero los datos que aporto son verídicos.

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Amigo anónimo: Si bien parece que existieron los llamados ataúdes de seguridad con la campanilla para la gente que temía ser enterrada viva, NO hay evidencia alguna de que la expresión idiomática tenga su origen en esa historia. Los registros más antiguos de esta expresión son del siglo XIX y en el contexto del boxeo. Saludos