domingo, 30 de noviembre de 2008

Palabras manchadas por un pasado

El alemán es una de las lenguas más complicadas que existen (tiene tres géneros, cuatro casos según el determinante del sustantivo, declinaciones, palabras larguísimas, verbos con prefijo separable, orden de palabras complejo, etc.). Como si no fuera suficiente, ahora hay otra trampa lingüística más sutil en la que pueden caer no sólo quienes aprendemos alemán sino los mismos alemanes. Basta con que uno mencione que ha encontrado la Endlösung (“solución final”) para un problema que ha estado tratando de resolver, o que ha hecho una Selektion (selección) a partir de varias alternativas posibles, para que se convierta rápidamente en blanco de miradas desaprobatorias.

La razón es simple: esas palabras están tan contaminadas por el uso que de éstas hicieron los nazis que hoy en día son tabú. Para los alemanes la expresión Endlösung estará para siempre asociada con la “solución final a la cuestión judía” de Hitler, mientras que Selektion se volvió palabra non grata ya que se usaba para referirse a la práctica de “seleccionar” a los presos que serían ejecutados en los campos de exterminio nazis.

Existen tantas palabras tabú por su asociación con nacionalsocialismo que el año pasado se editó un diccionario que examina el papel que dichos términos juegan en el inconsciente colectivo alemán. El
Wörterbuch der “Vergangenheitsbewältigung” (Diccionario “para superar el pasado”), que recopila alrededor de mil palabras y expresiones, examina cómo se ha transformado el significado y el uso de esos términos desde que finalizó la Segunda Guerra Mundial.

Según el lingüista Georg Stötzel, coautor del diccionario junto con Thorsten Eitz, muy pocos términos asociados con el nacionalsocialismo siguieron usándose con el mismo significado después de 1945. Para muchas personas, el poder de dichas palabras y sus asociaciones las hacían literalmente impronunciables. Eso ocurría sobre todo con las víctimas sobrevivientes de los nazis que simplemente no soportaban oír ciertas palabras como Lager, el término que se usaba para referirse a un campo de concentración o de exterminio.

Otro motivo para evitar en el discurso público los términos asociados al nazismo es el hecho de que el hablante corre el riesgo de que lo acusen de abrigar simpatías por los nazis. A menudo, el solo uso de uno de esos vocablos es suficiente para que el hablante salga en las primeras planas de los diarios alemanes. En 2005, el presidente del Consejo Central Judío en Alemania, Paul Spiegel, desató una controversia cuando criticó la política alemana que permitía a los judíos inmigrar de la ex Unión Soviética señalando que se estaba “seleccionando” a los judíos rusos. El año pasado, el arzobispo de Colonia, Joachim Meisner, fue criticado severamente cuando usó la palabra entartete (degenerar) en un discurso sobre arte. Esa palabra es tabú -sobre todo en ese contexto- porque los nazis la usaban para condenar el arte moderno.

El líder del partido izquierdista, Oskar Lafontaine, también se metió en problemas cuando usó la palabra Fremdarbeiter (trabajador extranjero). Hoy ese vocablo está tan tabuizado que se prefiere usar Gastarbeiter (trabajador invitado). (En mi diccionario alemán-español -que no es la gran maravilla- no existe Fremdarbeiter pero sí su sustituto eufemístico). El mes pasado, el primer ministro de Baja Sajonia, el cristianodemócrata Christian Wulff, tuvo que pedir disculpas públicas por usar el término “atmósfera de pogrom” para describir las críticas a los altos ejecutivos a raíz de la crisis financiera global. Y el economista Hans-Werner Sinn recibió llamadas que exigían su renuncia por haber comparado la actual hostilidad hacia los banqueros con la persecución de los judíos en los años treinta.

La situación ha llegado a tal extremo en Alemania que, por lo menos una vez a la semana, alguien dice algo, consciente o inconscientemente, que desata una polémica. Según Stötzel, incluso el que un matemático use Endlösung para hablar de la solución de una ecuación matemática se considera como una falta de tacto.

Pero ni siquiera es necesario usar términos contaminados por los nazis para meterse en problemas. Basta con usar las mismas técnicas retóricas que usaba Goebbels y otros líderes nazis. En 2005, Franz Müntefering, presidente del Partido Socialdemócrata de Alemania, fue condenado por describir a los inversionistas extranjeros hostiles como langostas (Heuschrecken), a pesar de que los miembros de su partido señalaron que la crítica era ridícula. El dirigente centroizquierdista fue criticado por comparar personas con animales, un tropo bastante delicado debido a la práctica nazi de describir a los judíos como parásitos y bichos.

El comediante de televisión Harald Schmidt satirizó el problema al concebir un “nazómetro” (Nazometer), un artefacto que se enciende y emite un pitido cada vez que se pronuncia una palabra o frase cuestionable -como Dusche (ducha), Autobahn (autopista) o Gasherd (cocina de gas). Sin embargo, Schmidt recibió muchas críticas y tuvo que retirar en “nazómetro”. Después, en entrevista con la revista Der Sipegel, se quejó: “Los comediantes estadounidenses, incluso los que son judíos, pueden hacerlo. Los alemanes no podemos”.

En Alemania el sentimiento de vergüenza sobre la Segunda Guerra Mundial y el Holocausto es tan profundo que la cuestión de los términos contaminados es aún más poderosa que el fenómeno de la “corrección política” en otros países. Sin embargo, las nuevas generaciones no son tan conscientes de las connotaciones negativas de muchos términos, por lo que es posible que la mancha que tienen esas palabras se logre borrar con el tiempo.

19 comentarios:

Katrina Van Dassos dijo...

Tan interesante como siempre!
Gran post, no sabía nada acerca de estas palabras...

Gracias, una vez más.

El día que no sepa usted con qué actualizar le dejo como sugerencia el Euskera. ¡A ver con qué nos sorprende!
Un abrazo.

Alicia R. dijo...

Fascinante post. En la Argentina las palabras "proceso" (por el Proceso de Reorganización Nacional como se denominaba la Junta Militar del 76) y obviamente "desaparecido", quedaron asociadas a la dictadura militar. Un beso.

BLUEKITTY dijo...

Interesantísimo. Pero desde mi opinión personal no creo que condenar palabras del léxico cotidiano o hasta hacer un diccionario de ellas puedan tener la suficiente eficacia para borrar el pasado.

gamaliel dijo...

Me acordé del post donde pusiste unos videos de George Carlin...

Me imagino que la verguenza que sienten los alemanes por la segunda guerra mundial debe ser enorme, pero con ese tipo de actitudes, nunca lo van a superar, nunca podrán estar en paz.

Miroslav Panciutti dijo...

El impacto del nazismo ha sido tan grande que en Alemania sigue presente no sólo en las palabras sino en muchas otras cosas. Entendiendo bien el por qué de este fenómeno (en España, a mucha menor escala, pueden encontrarse ejemplos del mismo ámbito) no me gusta nada. Me parece incluso que es una victoria que sigue apuntándose el nazismo: apoderarse del lenguaje. Hay un libro precioso sobre la apropiación del lenguaje alemán durante los años nazis (ahora no me acuerdo del autor); lo triste es que, pasado ese ominoso periodo, sigan tales efectos. Un beso.

R. dijo...

Creo que la idea de ese comediante (cierto tipo de humor que invita a la reflexión) de crear un "nazómetro", a pesar de la censura padecida, es un paso adelante para que desatanicen ciertas palabras que no pueden ser eternamente patrimonio del nazismo.

Excelente entrada!
Saludos,
R.

Ojaral dijo...

Como decís, tiene mucho que ver con la vergüenza de Alemania ante su propio pasado. Pero esa vergüenza, como la condena de palabras que mencionás, no es otra cosa que hipocresía. No se puede hablar de trabajadores extranjeros, pero se pueden quemar los alojamientos en los que viven hacinados con familias enteras adentro. Así con todo. Pienso en Thomas Bernhard y el odio que despertó en la sociedad austriaca con sus constantes denuncias sobre el carácter nacionalsocialista del Estado.
Por otro lado, también es interesante, y para mí psicótica, la vigilancia perpetua de la colectividad judía sobre el lenguaje, no sólo en Alemania.
Excelente el post.
Saludos!

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Katrina: Gracias a ti. Y anoto lo de la lengua vasca. Por ahora mi problema no es tanto la falta de ideas, sino la falta de tiempo para actualizar. Pero es una lengua que me intriga mucho. A ver que se me ocurre ;)

Alicia: Alguien ya me había dicho que la palabra "desaparecido" es medio tabú en Argentina. Es interesante cómo ciertas palabras pueden quedar manchadas en la psique colectiva de toda una sociedad.

Bluekitty: El diccionario aquel no pretende borrar el pasado, sino explicar la evolución de ciertos términos y, quizá, ayudar a superarlo. Estoy de acuerdo contigo en que el pasado no se borra tan fácilmente, pero me parece fascinante que unos lexicógrafos se hayan puesto a recopilar esos términos ¡y que hayan encontrado más de mil!

Gamaliel: Totalmente de acuerdo contigo. Para superar el trauma y la vergüenza, habría que empezar por aceptarlo. La negación no ayuda de nada. En psicoanálisis la negación es un proceso normal del duelo, pero luego se tiene que avanzar a la aceptación. Creo que la fase de negación ya les duró bastantito a los alemanes.

Miroslav: Muy interesante lo que planteas. De hecho, siguiendo lo que dices, me parece que la mejor manera de subvertir esa victoria de los nazis sería precisamente reapropiándose de los términos manchados. El libro del que hablas, creo, es el de LTI de Victor Klemperer. Ya me lo habían recomendado, pero aquí en México no lo he conseguido.

R: Coincido plenamente contigo. No hay mejor remedio que el humor y la sátira para reapropiarse de las palabras.

Ojaral: Claro, las dos partes exageran. Por mi origen el Holocausto es un tema muy cercano, pero francamente me tiene cansada. De hecho, se ha convertido en algo con la que ya no sé cómo lidiar. Por eso luego prefiero ni opinar.

Gracias a todos por sus comentarios. Estaré desconectada de la blogósfera por unos días.
Un beso,
Strika

Mike dijo...

Hola y como siempre muy interensantes los temas.

Creo que Alemania (y el resto del mundo) tiene ese problema con el lenguaje, también con los símbolos usados por el Nacional Socialismo alemán; La svatica el mayor símbolo Nazi es de origen indú, pero tras la guerra fue retirada de todos los ámbitos, incluso, los boy scouts usaban insignias con este símbolo y ya ni hablar de la Cruz de Hierro y el Águila o el emblema de la SS. En fin el tema va más allá del mero idioma.

mario skan dijo...

Agrego al listado de ALicia R, grupo de tarea, operativo. milico, militar, escuelita, todos asociados a la dictadura.

como siempre el post instructivo¡¡

marichuy dijo...

Querida Strika

Que terrible para los alemanes mayores, vivir con ese sentimiento de vergüenza por el pasado. Y para muchos jóvenes, quizá también; leyéndote, recordé cuando la premiere en Berlín de "La caída", las reacciones del público adolescente fueron realmente estremecedoras: no daban crédito a tanto horror.

Y esto del lenguaje me parece tan difícil de sobrellevar. A veces, como dices, las personas las emplean sin ninguna "doble" intención; y en otras ocasiones, uno habla casi sin pensar.

En fin, un post muy interesante querida.

Un beso

e. r. dijo...

hola, strika. te cuento anécdota: como tengo conocidos en Köln (pasé una temporada allí), mis amigos me mandaron un montón de cartas y fotos cuando se inauguró la copa alemania 2006. Los comentarios de cada foto iban a de lo sardónico a lo esperanzado. Y sabés fotoso de qué eran? Pues de las calles de colonia llenas de banderas alemanas, banderitas en los coches, balcones, pitadas en paredes, etc. Después de 60 años fue la primera vez que la gente sacó la ajada bandera alemana a tomar sol. Antes no se hacía, porque de hacerlo uno podía pasar por un nazi. Hay un montón de cosas re-delicadas en ese sentido; como por ejemplo en los colegios que dan premios de ensayística, y casi siempre ganan los que hacen referencia al holocausto o cosa así, y también es bastante particular que alemania sea el país en más nietos hay sin conocer a sus abuelos a pesar de que muchas veces vivan en la misma ciudad: la razón, pues que sus padres no tienen contactos con el abuelo porque este fue un militar de rango o soldado fanático de la Bewegliche Festung. En fin, muy lindo el post que pusiste. Y hay que decir que en el fondo, me da un poco de gracia (y por lo tanto me siento malvado y culposo enseguida). Saludos

e. r. dijo...

qué montón de horrores ortográficos! perdones...

Anónimo dijo...

Creo que la entrada de hoy ha sido la que más me ha gustado desde que empecé a leer tu blog. Me llamó aún más la atención porque he estado viviendo en Alemania desde hace 6 meses, aunque estoy a punto de regresar a España. La complejidad del idioma es un tanto desesperante porque cuando crees que empiezas a entenderlo te salen con alguna "excepción" a la regla. En cuanto a las palabras tabú, me parece que es lo más normal del mundo porque la gente quiere dejar atrás ese horrible pasado. Pero además, las palabras no son las únicas afectadas. Alguien por ahí dio el ejemplo de la esvástica y de la bandera, la cual estuvo castigada durante un montón de años. Otro ejemplo es la continuada "ocupación" del ejército americano. En la ciudad donde vivo, y en tres o cuatro ciudades vecinas, hay varias bases militares americanas que no se han ido desde que terminó la segunda guerra.
¡Saludos desde Alemania!

Beatrice dijo...

Diccionario “para superar el pasado”: Por este titulo es evidente que el problema esta bien plantada en la conciencia colectiva del país. Interesantísimo post como siempre, Strika. Gracias!

Gevalher dijo...

Para mì el gran peligro de que hayan palabras y frases (què va, todo un lèxico!), asociados al nazismo, y que por ese motivo sean evitadas, es que andando el tiempo, al final, todo se llegue a olvidar, y entonces, solo entonces podrìamos volver a reencontrarnos de lleno con el feo pasado...

Sandra Strikovsky (Strika) dijo...

Esta semana estuve en la FIL de Guadalajara y la persona que estaba en stand de la comunidad judía me contó que encontró ejemplares de Mein Kampf en dos stands y que fue a hablar con ellos para que los retiraran. Cuando le pregunté con qué argumento lo hizo, me respondió que en México está prohibida la venta de ese libro. No tenía idea de eso y me sorprendió mucho. Me dijo que es un convenio de las Embajadas de Israel y Alemania. Luego hablando con otras personas me enteré de que su venta está prohibida en varios países. Entiendo la razón (quizás haya personas que se lo podrían tomar en serio), pero por otro lado me sacó de onda que un libro esté prohibido. Pero, como ya dije el otro día, para mí es un tema que me provoca tanto conflicto que mejor ni opino...

Mike: Justamente esta semana me acaban de contar de alguien en Francia que se compró un casco de las Waffen SS para llevarlo puesto cuando andaba en moto. Creo que no pasó mucho tiempo antes de que lo detuvieran. Ahora bien, lo que dices de la esvástica es cierto, sólo que a veces cambia la posición.

Mariano: Gracias por la aportación. Creo que profundizaré en el tema del lenguaje en la dictadura argentina.

Marichuy, querida: “leyéndote, recordé cuando la premiere en Berlín de "La caída", las reacciones del público adolescente fueron realmente estremecedoras: no daban crédito a tanto horror.” Y eso que realmente muchos jóvenes ignoran la magnitud de lo que ocurrió. Por eso, creo que fue bueno que sacaran esa película. Además nunca estuve de acuerdo con las críticas negativas que tuvo.

E.R.: Ja, ja. No eres malvado por reírte. La verdad es que sí tiene un lado cómico este asunto. Gracias por pasar. ;)

JP: Qué cosa que sigan ahí las bases americanas. ¿Cuál es la justificación?

Bibi: Sí, el título del diccionario ¡ya es para analizarse!

Gevalher: Claro, ese es un peligro latente. Pero al final tiene que ver más con la connotación de las palabras que con las palabra en sí mismas.

Gracias a todos por sus comentarios y perdonen por la tardanza en contestarlos.
Un beso,
Strika

Koalbiter dijo...

Hola Strika!
Llevo algun tiempo estudiando Aleman y si he pasado algunos problemas con la gramatica, si es algo especial.
Acabo de comprar el primer libro de la trilogia de Primo Levi sobre su estadía en los campos de concentración, "Si esto es un hombre", ya que lo lea te comento de que me pareció.
Ahora hay que destacar peliculas como "La Caida" y "El Pianista" tocan el tema con un poco mas de objetividad mostrando que no todos los nazis eran unos malditos, pero aun asi creo que muchos autores y cineastas han aprovechado el tema para hacer mayor la herida alemana y seguir con una verguenza general por el pasado.
Saludos!

P.D. No creo que sea buena idea que cuando vaya a Alemania cuente el chascarrillo de como llevas 5 alemanes y 200 judios en un Volkswagen...

Ganima dijo...

Hola mi querida Strika:

En Chile si le dices a alguien comunista, el resto de los escuchas te denominara de inmediato de pinochetista como por un acto reflejo, nunca te dirán ni nazi, ni peronista. Para muchos chilenos lo único contrario al partido comunista es Pinochet como si no existieran más ideologías.-

El pasado siempre vuelve al presente derramando sangre y lagrimas nuevamente.-

Cariños

Ganima.-