El pilpul (פילפול) es un método de discusión usado por los estudiosos del Talmud en el que se confrontan declaraciones de autoridades en busca de contradicciones y de afinidades, a fin de llegar a nuevos conceptos. La palabra deriva del verbo hebreo “pilpel” (פילפל, literalmente “sazonar” o “condimentar”, y en sentido metafórico “debatir violenta o ingeniosamente”). Dado que durante la discusión el tema es, de algún modo, sazonado y condimentado, la palabra ha adquirido el significado de “investigación penetrante, debate y obtención de conclusiones”, y se usa sobre todo para designar un método de estudio de la Ley.
El método del pilpul consiste en examinar todos los argumentos posibles, tanto los pro como los contra, a fin de hallar argumentos lógicos para los preceptos. Para ello se desmenuza y analiza cada parte del objeto a considerar (por ejemplo, una sentencia del Talmud), se despeja el sentido correcto de cada vocablo, cada letra y cada espacio; y luego se reintegra el objeto a su estado original dotándolo de un sustrato probable y razonable. Luego, se examina el objeto en relación con el contexto y, si se descubre que el análisis de lo particular no coincide con el contexto que lo rodea, entonces se retoma el análisis. Más adelante, cuando lo particular y lo contextual encuentran contenido, se examina en relación con otras sentencias similares en otras partes del Talmud, a fin de verificar la consistencia de lo que se presume haber hallado como conocimiento. Pero el método pilpulístico no se agota ahí: cuando se cree haber despejado definitivamente el conocimiento, se parte de cero y se vuelve al análisis particular de la sentencia, pero esta vez desde la perspectiva antitética. Y así se continúa el proceso hasta saciar todas las posibles argumentaciones.
El pilpul es sin duda un método dialéctico llevado al extremo, pues cada cuestión es motivo de diálogo de contrapartes en busca de construir una realidad mejor. Los sabios pilpulistas no se conforman con dar todo por sentado, sino que investigan y analizan hasta las últimas consecuencias, y cuando se supone que han dado en el quid, continúan el análisis minucioso.
En una época, y en ciertos ámbitos, el pilpul era un ejercicio brillante. Pero después de un tiempo el método degeneró en sofistería. Se le dejó de considerar como un medio de examinación crítica para llegar al sentido correcto de un pasaje del Talmud. Y se le empezó a ver, más bien, como un fin en sí mismo, pues se ponía más énfasis en el ingenio demostrado que en la investigación de la verdad. En otras palabras, los pilpulistas empezaron a buscarle tres y cinco patas al gato, y a cortar los cabellos en cuatro (o más) partes.
Y es aquí donde viene la parte más tripodológica de esta entrada. Resulta que en un blog anglófono sobre el lenguaje me topé con un comentario de alguien que asegura que la expresión hair-splitting (el equivalente inglés de buscarle tres pies al gato) es un calco de la expresión hebrea pilpul, malinterpretada ingeniosamente por el Oxford como L. pilus ‘hair’ + pull (es decir, “jalar el pelo”). ¿Qué tal? ¿A poco no es este comentario digno de la filosofía tripodológica original que busca analogías por todas partes? ¿A poco no es una prueba fehaciente de la gran conjura cósmica? ;)
El método del pilpul consiste en examinar todos los argumentos posibles, tanto los pro como los contra, a fin de hallar argumentos lógicos para los preceptos. Para ello se desmenuza y analiza cada parte del objeto a considerar (por ejemplo, una sentencia del Talmud), se despeja el sentido correcto de cada vocablo, cada letra y cada espacio; y luego se reintegra el objeto a su estado original dotándolo de un sustrato probable y razonable. Luego, se examina el objeto en relación con el contexto y, si se descubre que el análisis de lo particular no coincide con el contexto que lo rodea, entonces se retoma el análisis. Más adelante, cuando lo particular y lo contextual encuentran contenido, se examina en relación con otras sentencias similares en otras partes del Talmud, a fin de verificar la consistencia de lo que se presume haber hallado como conocimiento. Pero el método pilpulístico no se agota ahí: cuando se cree haber despejado definitivamente el conocimiento, se parte de cero y se vuelve al análisis particular de la sentencia, pero esta vez desde la perspectiva antitética. Y así se continúa el proceso hasta saciar todas las posibles argumentaciones.
El pilpul es sin duda un método dialéctico llevado al extremo, pues cada cuestión es motivo de diálogo de contrapartes en busca de construir una realidad mejor. Los sabios pilpulistas no se conforman con dar todo por sentado, sino que investigan y analizan hasta las últimas consecuencias, y cuando se supone que han dado en el quid, continúan el análisis minucioso.
En una época, y en ciertos ámbitos, el pilpul era un ejercicio brillante. Pero después de un tiempo el método degeneró en sofistería. Se le dejó de considerar como un medio de examinación crítica para llegar al sentido correcto de un pasaje del Talmud. Y se le empezó a ver, más bien, como un fin en sí mismo, pues se ponía más énfasis en el ingenio demostrado que en la investigación de la verdad. En otras palabras, los pilpulistas empezaron a buscarle tres y cinco patas al gato, y a cortar los cabellos en cuatro (o más) partes.
Y es aquí donde viene la parte más tripodológica de esta entrada. Resulta que en un blog anglófono sobre el lenguaje me topé con un comentario de alguien que asegura que la expresión hair-splitting (el equivalente inglés de buscarle tres pies al gato) es un calco de la expresión hebrea pilpul, malinterpretada ingeniosamente por el Oxford como L. pilus ‘hair’ + pull (es decir, “jalar el pelo”). ¿Qué tal? ¿A poco no es este comentario digno de la filosofía tripodológica original que busca analogías por todas partes? ¿A poco no es una prueba fehaciente de la gran conjura cósmica? ;)
4 comentarios:
simplemente...amo tu blog...es una verdadera joyita, gracias por darnos la opcion virtual de la dichosa palabra.
Besos agradecidos
A.
Gracias a ti por leerme, A.
Un abrazo y buen inicio de semana. ;)
Strika
Una de mis recetas preferidas aprendida en África del Norte se llama « Felfel be tomatich » (eso es arábigo escrito con morfemas franceses), es decir “Pimientos con tomata”. ¡Muy rico! “Felfel”, “pimiento” es el equivalente del hebreo “Pilpel”. Cuando se convierten las F en P en varias palabras arábigas, uno puede –más o menos- obtener una palabra hebrea. Pues, “Pilpel” es el nombre del pimiento. En francés se dice “donner du piment à une conversation”, es decir “añadir sal en una conversación”, así es el blog “Tripodología felina”, tiene mucho sal ;-)
Setu
Pilpel en hebreo es, de hecho, pimienta (poivre) y pimiento (poivron). Y asimismo la raíz del verbo lepalpel que significa sazonar.
Es interesante lo que dices acerca de las F y P. Supongo entonces que la palabra falafel (esas croquetas de garbanzo típicas de Medio Oriente) también viene de la misma raíz. Y bueno, el plato que describes ¡suena delicioso! Amo la comida mediterránea. ;)
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